AL PASAR LOS AÑOS

Tokio, Japón - Abril 2012

Han pasado más de cien años desde aquellos sucesos en el viejo continente, para ser precisos en la burguesa ciudad  de Londres, ahora el escenario es muy distinto guerras han ido y venido al pasar del tiempo, el mundo ahora se rige por un solo factor: El Dinero, quien lo tiene es quien gobierna a los demás.

 

A las afueras de la ciudad de Tokio, Japón se hay  un conjunto departamental muy exclusivo, en el noveno piso se encuentra un lujoso apartamento de aproximadamente cien metros cuadrados, en el recibidor una ostentosa sala lounge en color blanco, en uno de los costados llama la atención una singular  estructura de cristal templado los escalones están empotrados a un mástil del mismo material.

 

Vladimir baja lentamente por la fría y cristalina escalera; la piel blanca y sus facciones juveniles no han cambiado en lo más mínimo, su cabello albino ahora luce corto y despeinado, viste un traje en color blanco y una camisa negra desabotonada hasta mitad del pecho dejando ver su bello musculo pectoral, camina hasta un pequeño buró para apreciar con delicadeza un par de árboles bonsái, el olor del incienso embriaga el olfato del kainita inhala profundo llenando su ser del relajante perfume y sale tomando las llaves,  un Mazda RX7 FD en color blanco, con asientos en piel color camello lo aguarda en el estacionamiento, mientras transita por las calles multicolores de la ciudad vagos recuerdos vienen a su mente, uno en especial, aquella demente Malkavian que dejó atrás hace tantos años el recuerdo de esa mujer le es inevitable ya que ha formado parte de su vida muy a su pesar.

 

Después de conducir por casi media hora llega a un local donde se detiene, en el parabrisas del coche se refleja el anuncio luminoso del lugar, “The Rose”, baja de su coche y uno de los sujetos de la puerta se acerca y toma las llaves del lujoso auto, Vladimir se acomoda el saco y entra al lugar, adentro la música suena escandalosamente, los jóvenes bailan contorsionando sus cuerpos al ritmo de las estridentes notas, atractivas camareras rondan el lugar ofreciendo bebidas alcohólicas de gran variedad, el apuesto vampiro rodea a la multitud para dirigirse a su oficina que se encuentra al fondo del bar, resalta el alfombrado en terciopelo rojo, un escritorio de acero con la parte superior en vidrio, ahí descansa una laptop además hay papeles y una pequeña lámpara con grabados orientales.

 

Vlad toma asiento en la silla de piel y se pone a escribir en su laptop, de pronto suena su celular

 

- Hai (si?)… Wakarimasu (entiendo)…- Cuelga la llamada y comienza a marcar desde su celular, después de unos segundos una dulce y misteriosa voz femenina contesta del otro lado de la línea.

 

- Hai?....

 

- Sore wa jikandearu (ya es tiempo)- Es lo único que dice y cuelga.

 

Después de unas horas por la calle posterior del ruidoso antro  una motocicleta se acerca por el callejón hasta la llegar a la entrada del club, una esbelta silueta vestida en cuero baja de la del vehículo, se despoja del casco permitiendo que su larga y rubia cabellera caiga sobre su espalda, baja el cierre de su chaqueta dejando a la vista un pronunciado escote. Se acerca a la puerta para tocar insistentemente, una pequeña ventanilla se desliza y un par de ojos café claro se asoman una  voz grave se dirige a ella.

 

- Okurete tōchaku suru (llegas tarde)

 

Se escucha como detrás de la puerta los cerrojos van cediendo, se abre y la chica entra a un pasillo alfombrado y decorado con algunas pinturas de paisajes orientales, pero una de ellas llamó la atención de la curiosa mujer, se trata de un cuadro que ilustra un fondo oscuro, sobre el un castillo de origen nipón es rodeado desde el suelo hasta el último de sus pisos por una colosal bestia que tiene cuerpo de serpiente, cabeza de cocodrilo, escamas de lagarto, cuernos de ciervo, ojos de gato, nariz de salamandra, garras de águila, zarpas de lagarto, melena de león y bigotes de bagre, en resumen un gran dragón japonés.

 

La chica continúa caminando hasta una escalera en forma de caracol, al fin llega a la oficina por otra puerta en uno de los costados, dentro sobre un sofá descansa Vladimir

 

- Pasa Rein, te he estado esperando.

 

- ¿A qué debo el honor?...Sensei

 

- Primero que nada, quiero felicitarte, has hecho un gran trabajo en el Templo Atsuta, me has traído uno de los tres tesoros japoneses, Kusanagi ahora es mía. (Kusanagi se trata de una espada de la edad de bronce, corta, derecha y de doble filo, puede ser empuñada con una o dos manos)

 

- No fue sencillo pero estoy para complacerle.

 

- Bien, pasando a otros asuntos necesito que reúnas a tu gente, hay un trabajo más que debes hacer.

 

-¿Qué hay que hacer ahora Sensei?

 

- En un par de días habrá una importante movilización de un cargamento que me es muy necesario, se trata de una nueva droga desarrollada por algunos Tremere que se han infiltrado en esta tierra, dicha droga permite a los cainitas saciar temporalmente su sed de vitae, el destino es llevarla al puerto de Yokohama, así que debes partir mañana temprano, al ser un ghoul no tendrás problema con eso.

 

- Comprendo Sensei, tal como me lo ha dicho así se hará, si es todo por el momento me retiro- La chica se levanta y se dirige hacia la puerta por donde entró.

 

- ¡¡Ah!! Una cosa más, ten cuidado, Ritorudoragon (pequeño dragón) también está detrás de ese cargamento,

 

- Lo tendré Maestro- La chica sale de la habitación con casco en mano, al salir del edificio sube a su motocicleta y parte hacia su escondite.

 

A un par de cientos de kilómetros de ahí un par de sujetos se encontraban reunidos, el lugar es sombrío, de aspecto medieval por el empedrado.

 

-  ¿Qué has averiguado? – Dice uno de los sujetos quien se encontraba sentado al abrigo de las sombras, solo su silueta es vagamente distinguible.

 

- Los Yakuza mordieron el anzuelo, robamos uno de sus cargamentos de armas, con ese equipo estamos listos para asaltar a la Corporación Miku.

 

-Muy bien, me satisface escuchar eso, prepara la gente, atacaremos cuando lo estén transportando por carretera.

 

Al otro lado de la ciudad en las afueras entre un pequeño bosque se encuentra situada una enorme bodega, rodeada por un cercado de malla y en la parte superior alambrado de púas.

 

La paz del lugar se ve interrumpida por el rugir de una motocicleta la cual se acerca desde un sendero de la parte más espesa  del bosque, Rein llega a aquel lugar y se detiene delante de un enorme portón de malla, se estaciona a un costado y deja su motocicleta, ahí es alcanzada por dos tipos, uno de ellos corpulento, de piel morena, calvo, vestido con jeans y chaqueta de cuero además de un transmisor en su oído izquierdo, el otro un tipo escuálido de rasgos orientales, cabello rubio alborotado y lleva un maletín consigo.

 

- ¿Ojou-sama ha hablado con el Maestro?

 

-Así es, me ha dado nuevas instrucciones, además les manda felicitar por el excelente trabajo que hicimos para conseguir a Kusanagi. André comienza a reunir a la gente, les daremos su paga y además prepararemos un nuevo golpe, Hiroshi necesito que comiences a estudiar la región entre Tokio y Yokohama, terreno, caminos, etc, ya sabes que hacer.

 

-Entendido- Contestan los dos al mismo tiempo, André sale en su vehículo, un Subaru en color plata, a toda velocidad. Hiroshi por su parte entra junto a Rein a la bodega por una puerta lateral.

 


 

By Vladimir

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