Un furtivo escape

Alondra, la núbil de risos dorados pasea por una plaza cercana a su casa, disfruta el roce con la muchedumbre humana, va elegantemente vestida de un color turquesa que resalta la palidez de su piel, tiene poco de haber sido abrasada por su sire Shilo. Es hábil con el trato con los nobles de Londres, por su inigualable belleza es asediada por los más poderosos, cosa que le alaga en demasía su ego.

 

En el parque las copas de los árboles están tapizadas por la nieve al igual que el piso, solo un sendero está despejado de la blanquecina capa glacial, los botines de Alondra chocan con el empedrado camino mientras pasea en la oscuridad de la noche, a lo lejos ve a un guardia real, es atractivo, cabello castaño y ojos negros; la joven relame sus labios. Cuando el guardia pasa a lado de ella lo toma por el brazo deteniéndolo de forma súbita, le da un profundo beso dejándolo atónito, ella lo abraza llevándolo tras de un árbol, la noche es cómplice de la chica, los arrumacos suben de tono, el sujeto en cuestión se siente sumamente atraído por ella, no puede dejar de acariciarla y besarla, las manos del hombre hurgan bajo la falda, viola la piel de las piernas de Alondra, cuando siente la máxima excitación del hombre, la impúber muerde su propio labio inferior percatándose del pulso acelerado de él que le retumba en los oídos, es entonces cuando Alondra muerde de forma feroz el cuello del guardia que solo deja escapar un gemido ahogado hasta que se apaga en su totalidad. Alondra al ver el cuerpo sin vida del guardia se asusta y huye en dirección a su casa. Lleva la ropa teñida de bermellón por la sangre del guardia.

 

A unos metros de ahí unos par de ojos son testigos de ese asesinato, una sonrisa torcida ilumina la faz de esa extraña silueta tras una ventana.

 

Alondra escapo del cuidado de Shilo por la ventana, es por ese mismo lugar por dónde vuelve a la habitación cuando escucha a su sire acercarse gritando de emoción:

 

-¡¡¡Alondra!!! ¡¡¡Vístete!!! ¡¡¡Nos vamos de compras!!!

 

Rápidamente Alondra se quita la ropa manchada desechándola bajo la cama:

 

-¿Qué sucede madre?¿Por qué tanto alboroto?

 

La púber se entera que se acerca la fiesta anual de máscaras, baile dado por el sequito de la Reina Victoria.

 

 

By Gabriel

 

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