Cautivado por el jazmín

Moscú - Invierno de 1887

El día comienza en la mansión Markov, enmarcada en el centro de la zona comercial de la ciudad de San Petesburgo, como es costumbre la nieve cubre las calles y el ambiente en general de esta fría ciudad, pocos carruajes van y vienen por las calles, la mayoría en dirección a la estación del tren.

 

 

Los sirvientes laboran por toda la mansión, el viejo mayordomo como un buen director de orquesta dirige a los criados, en la cocina los 5 cocineros y su chef, preparan el desayuno; exquisitos olores escapan de la gran cocina hacia el comedor, ahí un jovenzuelo prepara la mesa para que sus amos bajen a tomar sus alimentos, el joven Alexei de diecisiete años de edad, es de complexión delgada, tez clara, cabello oscuro. Coloca los cubiertos, así como la mantelería y la vajilla de cerámica importada de china, Petrov es abuelo del muchacho, entra al enorme y lujoso comedor para supervisar las actividades de su nieto:

 

 

-Muy bien Alexei, me sorprendes cada vez más, algún día podrás ocupar mi lugar- El viejo al terminar sus palabras le brinda una breve sonrisa al joven.

 

 

-Por cierto hijo, el joven Dimitri parte hoy en un viaje a la ciudad de París y me ha pedido que le busque un paje para que le acompañe, dime ¿Te gustaría ir con él?

 

 

El joven quien ya ha terminado de poner la mesa, queda atónito ante  las palabras de su abuelo, después de unos segundos trata de recuperar el aliento por fin puede articular palabras:

 

 

 -Abuelo ¿Acaso crees que ya estoy listo para servir a mi señor Dimitri?

 

 

-Claro hijo- responde el abuelo con un tono de voz cansado –Harás un buen trabajo como paje del joven Dimitri. Ahora le informare a al Señor Dimitri que le acompañaras en su viaje, por cierto es mejor que te retires ya no tardan en bajar a desayunar- El viejo se retira abriendo de par en par las enormes puertas de roble adornadas con destellantes incrustaciones de oro y piedras preciosas.

 

 

Alexei, se retira por una pequeña puerta, es la que comunica el Comedor con un largo pasillo que va a dar a la amplia cocina, al llegar  se pone a ayudar a lavar las ollas utilizadas para la elaboración de los alimentos, mientras realiza esta tarea, no puede evitar sentirse emocionado, desde pequeño siempre ha vivido en esa mansión, jamás ha salido de los alrededores, puesto que a los sirvientes como el solo se les permitía salir una vez por semana, pero debido a que era un chico tímido jamás había abandonado los terrenos de la mansión, ahora la vida le presentaba una gran oportunidad, viajará hasta París, él, un simple plebeyo ahora servirá al mas joven de los Markov, y no solo eso, cruzará media Europa, conocerá nuevos ambientes, nuevas ciudades, nuevas personas, definitivamente se encuentra tan emocionado que le es imposible no demostrarlo.

 

 

Arriba, en uno de los cuartos principales, se encuentra Dimitri, el joven de diecinueve años de edad es de complexión atlética, tez blanca y una cabellera oscura; toma un baño metido en su tina, mientras lo hace muchos pensamientos rondan su cabeza, emocionado por su primer viaje sin la protección de sus padres, ansioso por todas esas aventuras que espera le aguarden en su viaje, aun no esta seguro de que le pasará pero de lo que si esta seguro es de que sin duda será su primer gran aventura.

De repente es arrancado de su mundo de sueños por la voz débil de una mujer:

 

 

-Joven Dimitri es hora del almuerzo- comenta la sirvienta afuera frente a la puerta del joven.

 

 

-Informa a mi padre que en unos momentos bajo por favor- responde desde el interior de su cuarto, en donde se viste para acudir como todas las mañanas a tomar el almuerzo junto a su familia.

 

 

Ya pasadas unas horas después del almuerzo, Dimitri se encuentra en su habitación preparando su equipaje, de su guardarropa saca algunas de sus mas elegantes prendas, después de todo debe lucir como lo que es, un miembro más de la nobleza rusa.

 

 

Dimitri por fin ha termina de guardar su equipaje, sentado en el escritorio escribe una pequeña carta, ya que no ha tenido mucho tiempo libre últimamente, entre sus clases de esgrima y sus preparativos de viaje. Coge una de las plumas de su colección, una hoja y un tintero, la luz del astro rey entra por su ventana e ilumina claramente al joven, quien escribe lo siguiente:

 

 

“Querida Alexa:

 

Por este medio quiero pedirte una disculpa ya que últimamente no he tenido tiempo de verte, he estado algo ocupado con mis actividades, pues como sabes ahora ya soy parte de los deberes de mi familia, mi padre ha requerido que sea entrenado para ser un Noble del cual ellos se sientan orgullosos.

 

Es por eso que han decidido mandarme a Londres, estaré un par de meses fuera pero te prometo que a mi regreso seré completamente tuyo.

 

P.D. Junto con esta carta te envió un pequeño presente como muestra del gran amor que siento por ti.

 

Siempre tuyo

Dimitri Markov”

 

 

Cuando termina la carta sacude un poco la pluma para eliminar el exceso de tinta, dobla el papel en tres partes y como es costumbre sella los pliegues con cera color carmesí, la diferencia es que ahora ya cuenta con su propio anillo el cual usa como sello, sello que lo distingue como miembro de tan acaudalada familia.

 

 

En el escritorio se encuentra una pequeña campanilla la cual Dimitri agita haciéndola sonar, inmediatamente la sirvienta entra presurosa en la habitación:

 

 

-¿Mando llamar mi señor?-

 

 

-Si, deseo que me envíen al mensajero tengo un encargo para él, en cuanto te marches dile al viejo Petrov que necesito verle con urgencia- Dice Dimitri sin siquiera mirarle.

 

 

-Si mi señor- La chica se retira con la cabeza baja en señal de obediencia cierra la puerta tras su partida.

 

 

Pasados unos minutos unos golpes resuenan en la puerta de la habitación de Dimitri

 

 

-¿Si?

 

 

-Soy Petrov mi señor, ¿Me mandó llamar?- Se escucha la voz cansada del viejo pronunciando estas palabras.

 

 

-Si, pasa, te he estado esperando

 

 

Tras las palabras de Dmitri se abre la puerta y el viejo entra en la habitación, cerrando la puerta tras de él.

 

 

-¿En que puedo servirle mi señor?

 

 

-Petrov, ¿Ya está todo listo para mi partida?

 

 

-Si mi señor, el carruaje esta listo, solo aguardamos a que usted lo esté para preparar los últimos detalles.

 

 

-Bien, entonces que uno de los criados lleve mi equipaje al carruaje ¿Y tu nieto está listo?

 

 

-Sí, él ya está listo, esperando sus ordenes mi señor.

 

 

-Muy bien, solo espero al mensajero para dejar instrucciones, ah por cierto, mi padre ya lo sabe pero ahora te lo hago saber a ti, a mi partida deseo que mi habitación sea cerrada bajo llave y que nadie entre hasta mi regreso, ¿Entendido?

 

 

-Si mi señor si ese es su deseo, así se hará

 

 

-Bien, puedes retirarte.

 

 

El viejo mozo hace una reverencia y sale de la habitación. Dimitri luce pensativo, de pronto un nuevo golpeteo en la puerta inunda de ruido la habitación.

 

 

-¿Si?

 

 

-Soy Yuri mi señor, el mensajero.

 

 

-Pasa

 

 

El mensajero es un hombre robusto de mejillas rosadas, entra en habitación, y hace una pequeña reverencia:

 

 

-¿En qué puedo servirle mi señor?

 

 

-Toma, lleva esto al mismo lugar de siempre, ya sabes como hacerlo, con la mayor discreción posible- Dimitri le entrega la carta y una pequeña caja de madera envuelta en un pedazo de terciopelo carmesí.

 

 

-Por cierto estos rublos son para ti, como pago de tu discreción- Saca una bolsa llena de monedas y se la entrega al mensajero. –Ahora vete y obedece lo más pronto posible-

 

 

-Si mi señor como usted lo ordene- El hombre rechoncho se retira de la habitación dejando nuevamente a Dimitri en su soledad, después de ordenar los últimos libros que están sobre el escritorio, toma el abrigo de encima de la cama y sale de su habitación, abajo lo esperan sus padres. Dimitri se despide, dando un abrazo a su padre Boris y mira a su madre:

 

 

-Padre les extrañare, les prometo que me cuidare en este viaje, Madre no llores, no me pasará nada, en un par de meses estaré de regreso-

 

 

-Hijo antes de que te vayas, te recuerdo que en la estación de tren en París te estará esperando la servidumbre del Barón Francois Dubois, él te dará alojamiento y te dejará personalmente en Londres mi cachorrito- Comenta el padre sin dejar de verlo con nostalgia en sus ojos, es como esas aves que ven a uno de sus pajaritos que por fin está a punto de dejar el nido.

 

 

-Si padre lo tendré muy en cuenta, y gracias por todo, te prometo que haré lo mejor para la familia- Dimitri termina de despedirse y va a la salida, empuja ambas puertas de la entrada principal de la Mansión Markov.

 

 

Afuera la nevada ha cesado, el carruaje sale de la mansión llevando consigo a dos jóvenes sedientos de aventura, ahora el joven rico con su paje van a lo desconocido, muchas aventuras les aguardan en lo que ahora les parece desconocido.

 

 

Por fin después de unos minutos en el trayecto se encuentran en el andén de la estación de ferrocarril, observa como la humeante mole de hierro se acerca deteniendo su marcha, Alexei es el encargado del equipaje, lo lleva hacia el vagón de carga donde es etiquetado y guardado con sumo cuidado como todo el equipaje de quien viaja en primera clase, Dimitri por su parte se dispone a buscar los asientos asignados, toma asiento pensativo observa por la ventana a la gente que despide a sus seres queridos desde el anden, unos minutos después el joven paje llega a donde se encuentra Dimitri:

 

 

-Mi señor, el equipaje esta guardado, si no se le ofrece algo más estaré en el vagón de tercera clase

 

 

-Vamos chico relájate, viajaras conmigo, ya no estamos en la casa, eres mi compañero de juegos desde pequeño, ahora soy tu señor, ven toma asiento, viajarás a mi lado.

 

 

Alexei luce algo sorprendido por la actitud de Dimitri, pues aquella imagen que tiene de Dimitri es de un niño pedante y mimado, que siempre obtiene lo que quiere a cualquier precio, pero ahora se comportaba muy diferente, amable, sonriente, definitivamente muy diferente a lo que él imaginaba:

 

 

-Pero mi señor solo soy su sirviente, nunca estaré a su altura.

 

 

Dimitri solo sonríe ante las palabras del chico:

 

 

-Bueno pues entonces como tu señor te ordeno que me acompañes, es un viaje largo para estar solo-

 

 

Alexei aun un poco desconfiado pero acatando las ordenes de su señor toma asiento junto a Dimitri, aunque se siente un poco incomodo, disfruta de los privilegios de viajar en primera clase, algo que jamás se imaginó que pasaría.

 

 

Transcurridas varias horas de viaje, llegan a la ciudad de Moscú, el tren hace una nueva parada, algunos pasajeros suben y buscan su asiento, de pronto al inicio del pasillo una joven de exuberante belleza cautiva la mirada de Dimitri, una joven de tez blanca y cabello cobrizo roba la atención del joven, una obesa mujer que viene detrás de la chica trastabilla empujando a la joven hacia donde se encuentra Dimitri, la chica cae sobre el, sus miradas se cruzan por unos instantes, ambos se sienten apenados, ella se incorpora rápidamente y se aleja hasta su asiento.

 

 

Dimitri no pudo pronunciar palabra alguna, aun luce algo sorprendido, baja la vista y a sus pies se encuentra un pañuelo, deduce que puede ser  de la joven, coge el trozo de tela acercando a su nariz nota un exquisito aroma a jazmín, logra apreciar las iniciales S.N. bordadas en una esquina, lo que despierta aún más la curiosidad en Dimitri por la chica.

 

 

Después de unas horas, la campana suena, anunciando la hora de comer, Dimitri se levanta y despierta a Alexei:

 

 

-Ey, despierta es hora de comer-

 

 

Alexei algo somnoliento aún, asiente a las palabras de Dimitri, se incorpora como puede y sigue a Dimitri hacia el Vagón Comedor, en el trayecto, Dimitri le va contando lo que le sucedió con aquella chica y el interés que ha despertado en él.

 

 

 

By Dimitri

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