Sin salida

 

 

La joven ahora favorita de Gallaguer se encargó de desalojar a quienes se disponían a iniciar labores en el castillo con la excusa de que el Sr Craig, actual dueño, quería un tiempo a solas y que por el sueldo no se preocuparan seguirían cobrando igual, incluso la chica fue entregando sacos de monedas con el respectivo salario para aquellos que supusieran fuese una broma a la mayoría esto los tomo por sorpresa pero al final tomaron el saco de dinero y se largaron por donde vinieron.

 

-Listo mi señor e despachado al último de los empleados algunos se mostraron un tanto renuentes pero al ver su salario por adelantado solo sonrieron y se fueron enseguida-

 

Gallaguer esta hurgando el guardarropas de Craig y saco una Gabardina escarlata, un chaleco de un rojo menos intenso al de la gabardina, con broches negros al frente, un par de botas largas y un pantalón el cual le pareció el menos estorboso.

 

-Ahora dime ¿Qué opinas?-

 

La chica sonrió al mirarlo.

-Por mucho usted luce mejor, aunque si me lo pregunta le diría que ni la solemnidad rígida del cuello de la camisa, ni el cuidado del ruedo por encima del taco, ni el lustre de las cabritillas ni el almidón ni el fuelle de la gabardina, ninguno de estos puede "hablar" sobre la identidad e intimidad de su portador con la legitimidad que tiene para hacerlo el Jabot-

Mientras la chica se extendía en su explicación sobre la moda, camina hacia un pequeño ropero y de su interior saca un jabot de seda en color blanco que acomoda con tal elegancia sobre Gallaguer que este términa por sonreír

-excelente, ahora si me hicieras el favor de conseguir una vela negra me harías muy feliz- la doncella realizo una pequeña reverencia antes de salir de la habitación principal, instantes después Gallaguer ocupa un escritorio de roble que se encontraba a su diestra al tomar asiento se hizo de la pluma y con la gracia de un escritor mojo la punta en el tintero, escribió breve mente y espero a la chica, a punto de perder la paciencia Gallaguer miro a la puerta y grito.

-¿Por qué demoras? -

Sin decir más la chica cruzo la puerta y entrego la vela -Disculpe mi Sr ahí objetos de los cuales desconozco la ubicación exacta y adem...-

Gallaguer alzo la mano diestra en señal de silencio.

-Hablas más de lo que pregunte-

Sin más Gallaguer tomo la vela entre sus manos y como por arte de magia esta prendió de manera espontánea, la mujer llevo las manos a su boca en señal de sorpresa, Gallaguer dejó caer la cera en el sobre donde previamente había guardado un pequeño papel, de inmediato recargo en ella el anillo que portaba sobre el dedo anular, dejando grabada la imagen de un cuervo, y sin más entrego el sobre a la chica que aun sorprendida apenas pudo tomarlo con su mano temblorosa.

Gallaguer abandono la habitación para terminar de familiarizarse con el resto del castillo, deambulo asta por los cuartos de servicio finalmente subió un nivel más por las escaleras parando en la cámara de estado que ahora fungía como biblioteca, recorriendo cada uno de los pasillos detuvo su andar en uno de los libreros y como si fuera al azar estiro la mano y se hizo de uno en particular lo abrió y siguió con su paseo esta ves ni siquiera ponía atención a el resto del castillo bajo por las escaleras, estas al final lo llevaron al gran salón, todo indicaría que seguiría de largo pero esta vez solo busco donde sentarse para continuar con su lectura.

 

Pasado ya el medio día Craig salió de su carruaje y admiro el castillo inmediatamente percibió la poca o nula actividad en el, antes de poder tomar alguna medida salió a su encuentro la joven doncella y de entre sus ropas saco una carta e inmediatamente se la entrego, Craig reconoció el sello y con suma sorpresa dio un par de pasos hacia atrás

 

-No puede ser- dijo con voz temblorosa, como pudo recupero el control  y leyó el mensaje en latín -domus tuae, et domus mea (tu casa, mi casa)- En un acto de frustración Craig tomo a la chica por el antebrazo y en un grito pregunto quién era el autor de semejante acto, la chica señalo el interior del castillo sin soltar una sola palabra, el joven aristócrata entro iracundo al castillo.

 

-¿Quién demonios eres muéstrate miserable?- la joven paso su palma por el hombro de Craig y señalo en dirección de el gran salón, inmediatamente emprendió la carrera en esa dirección al llegar recargo las palmas sobre las puertas de la entrada y con un gran empujón estas abrieron bruscamente, dejando entrar un relámpago de luz sacando de su lectura a Gallaguer quien se mantuvo inmóvil.

Craig dio un par de paso sigilosamente y trato de divisar cualquier silueta ajena a las estatuas fue entonces cuando miro a aquel hombre sentado en un viejo trono, a sus espaldas las puertas se cerraron del mismo modo brusco en que fueron abiertas regresando a las penumbras a aquel salón poco a poco fueron prendiéndose las antorchas y farolas de gas del lugar apenas dejando ver sombras y objetos, sin más una voz fuerte y siniestra que leía una pequeña línea del libro en sus manos.

 

-Y extrae un sobre con el testamento del Dr. Jekyll, decía: “Dejo todas mis pertenencias al Sr. Hyde cuando muera o desaparezca.” -

 

Craig camino por las orillas del salón buscando sorprender a Gallaguer quien permanecía inmóvil en su lugar, mientras cuestionaba -¿Qué tiene que ver esa novela con nosotros? ¿Sr.?- Para cuando Craig llego al origen de la voz Gallaguer ya había cambiado de lugar ganándole las espaldas, en un movimiento brusco tomo por los hombros al joven y lo sentó en aquel viejo trono y finalmente revelo su rostro.

-Bien diría que usted es Mr hyde queriendo ocupar un lugar que no le corresponde y yo sería en este caso el pobre Dr. Jekyll jjajaja-

 

Su sonrisa se perdió de un momento a otro cuando miro fijamente al chico, lo tomo con una sola mano y giro el rostro a placer estudiando cada detalle.

-¿Por qué? ¿Por qué jodidos te pareces a él?- Craig luchaba inútilmente en quitar la mano de su rostro en un acto inesperado una voz femenina se escuchó claramente tras las puertas del salón.

 

-¡Ey maldito! ¡Sal de donde quiera que estés escondido, debemos hablar de negocios!-

 

Gallaguer miro directo a ellas sin dejar de ejercer presión sobre el chico, Gallaguer nuevamente choca la mirada con aquel joven.

 

 

-Perdí la noción del tiempo en nuestro pequeño juego-

 

 

 

By Rhudd

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