El ingreso

Tras la breve charla con Gabriel ella desapareció por la puerta del balcón gritando órdenes, le urgía salir, pero esta vez el tono en su voz era indicador de seriedad, Gallaguer recargo ambas palmas sobre el frió mármol del balcón y observo el lento caminar de la luna, en su rostro se dibujó una pequeña sonoriza y susurro con agrado:

                   

-Parece que por fin vamos a dejar de perder el tiempo-

 

 

El ir i venir de los criados llamo su atención, bajando la mirada observo como subían con suma cautela un par de ataúdes a uno de los carruajes, una idea asalto sus pensamientos creando una duda:

 

-¿Acaso tiene planeado dejar a su suerte a ...?-

 

Con una risa burlona finalmente dejo de lado su duda al pasar por uno de los majestuosos espejos, paro en seco y ladeo la cabeza para ver con curiosidad su reflejo, tras su espalda sobresalía su gran cola que zigzagueaba y se erguía como si fuese una gran cobra:

 

-Maldita sea tendré que esconderte amiguita, conforme pasan los siglos es más difícil mostrar nuestra naturaleza-

 

Ante aquel espejo como único testigo trasformo su cuerpo en uno más aceptable para aquella época ocultando sus atributos para salir de aquel lugar y emprender el viaje a Inglaterra, durante el trayecto apenas cruzo palabra con Gabriel, aun no se acostumbraba a la idea de aliarse a ella, poco antes de llegar a destino los diarios tenían entre sus líneas la Masacre en un pequeño poblado, el miedo llego como plaga a los poblados cercanos e implementaron el toque de queda, al final no presento mayor demora para el paso de la caravana, finalmente se llegó a destino alrededor de las 8 pm, el Distrito Mayfair, Gallaguer informo personalmente al perro de Gabriel, un viejo esclavo que daría la vida por ella, con desdén se deslinda del resto de la caravana tomando sus propias pertenencias y salir sin mayor información Rumbo a el condado de Denbigshire donde se encontraba el castillo de Rhuddlan.

 

A su llegada Gallaguer frunció el ceño al notar que ya habían pasado los mejores años del castillo que tenía frete a él sin más desmonto no encontró humanos a la vista o alguien que saliera a su encuentro ya que había coincidido con el descanso mensual de la servidumbre, cosa que a él dejo de importarle con un mínimo esfuerzo rompió las cadenas de la puerta principal, al irrumpir sus pasos resonaron a lo largo de los pasillos rompiendo el silencio, inspecciono algunos lugares hasta encontrar el de su agrado y finalmente se dio un respiro regresando a su malévola forma, a la mañana siguiente la primer criada en llegar ni siquiera se percata que la cadena de la puerta principal está rota instantes después choco con él justo en la puerta, al ver a aquel demonio soltó la cubeta y escoba estuvo a punto de gritar a lo que rápidamente Gallaguer ahogo el grito con su palma izquierda, La mujer mantenía una mirada sumisa, pero Gallaguer mantuvo una expresión fría en el rostro, sin tomar en cuenta el miedo de la joven libero sus labios cautivos y paso su mano por la tibia piel de su mejilla:

 

-Ni siquiera intentes escapar no darías siquiera tres pasos, estoy sumamente aburrido por lo que requeriré de tus favores-

 

La criada sumamente confusa se limpió las manos en el mandil y con la misma sumisión entro a la habitación mientras aflojo sus ropajes estos inmediatamente claudicaron ante sus pies regalando una generosa perspectiva para Gallaguer, la chica sin más remedio dejo saciara sus más bajos instintos durante un par de horas, la joven mostró dificultad para abrochar su mandil por el shock mental, por lo que Gallaguer se postro a su espalda y con tal serenidad anudo los cordones para después girarla hacia él, tomándola por el rostro con cierta brusquedad paso su lengua por la mejilla para después susurrarle:

 

-Serás mi puta de ahora en más, y por tu vida no temerás más- La empuja a la salida, la chica casi cae de bruces. Gallaguer se tomó su tiempo para trasformar su llagado cuerpo y al final consiguió revertir las viejas heridas mostrando un cuerpo Humano como antaño, plantando de pie cerca del gran espejo se admiró detenidamente:

                                                

-Así no llamare la atención más de lo debido-

 

 

 

By Rhuddlan

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