Un vistazo al pasado de Svetlana

Rusia - Invierno de 1887 - Siglo XIX

La locomotora se desplaza rauda y veloz cruzando Rusia en dirección a Francia, el paraje nevado es testigo mudo del paso de la mole de hierro. Los árboles están deshojados y en los huecos de las cortezas albergan algunos conejos de campo y aves que no emigraron al sur.

 

Es casi el medio día, en el vagón del comedor los empleados de la cocina se preparan para que los viajeros pasen a degustar sus alimentos. Svetlana está en el asiento cerca de la ventanilla con la vista perdida en el horizonte. Es una joven dulce, noble y de buenos sentimientos. Ella tiene un carácter generoso gracias al amoroso cuidado de sus padres, a primera vista parece una chica voluntariosa pero no es así. En la infancia de Svetlana, su padre la llevaba consigo, preparaban el alimento en un orfanato y ayudaban con la limpieza del lugar, es ahí donde aprendió que no todos son afortunados, que había niños que no tienen familia o un lugar al que pudieran llamar hogar. Siempre jugaba con los pequeños que ahí vivían, fue enseñada a tratar a todos de forma educada y con respeto, sin importar la clase social.

 

El orfanato donde la llevaba su padre era un lugar deprimente, el patio estaba cercado por una reja, parecía más una prisión que un lugar para niños. En una de las ventanas que daban a la calle siempre solía ver a un pequeño con mirada triste, decían que tenía un hermano del cual fue separado. Con el paso del tiempo se fue haciéndose amiga del pequeño, el cual casi no hablaba; lo dejo de ver cuando sus padres por cuestiones que ella desconocía dejaron de ir, Fue entonces cuando los papas de Svetlana entraron al movimiento en contra de Nicolás I. Svetlana era pequeña pero podía darse cuenta como sus progenitores se juntaban con otras personas, hablaban de política y cosas que ella en ese momento no entendía, podía quedarse horas frente a la chimenea viendo como los adultos deliberaban sobre la libertad y los derechos, eso le dio un carácter aguerrido y objetivo. La nana que estaba al cuidado de ella siempre la tomaba por la muñeca alejándola de los adultos, la llevaba al jardín donde le leía historias de guerreros de Grecia, de Aquiles, de Hércules, de los titanes; le contaba historias fantásticas que fomentaban su curiosidad por la vida.

 

Desde la más tierna infancia ha sido una niña afortunada, colmada con amor y cuidado. Está emocionada por el viaje a París como cualquier adolecente, extraña a sus padres pero el hambre por lo desconocido y el poder explorar son mayores. Tiene la inquietud por conocer la urbe de la moda, de pasear por los jardines y conocer los monumentos que son característicos de cada ciudad, quiere ir a una buena escuela, aprender y ser alguien que ayude a los que menos tienen así como lo hacen sus padres.

 

La campana del comedor suena invitando a los comensales a llegar, Svetlana mueve a la nana que está cabeceando:

 

-Nana, vamos a comer, huele a pan recién horneado- Menea a la rechoncha mujer.

 

La nana finge roncar fuerte y en un movimiento repentino asusta a la joven, ambas ríen y se abrazan, la joven le dice a su nodriza:

 

 

-Voy a ser alguien muy importante, seré alguien del cual mis padres sientan orgullo- Los ojos de la joven están llenos de esperanza.

 

 

By Gabriel

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