Hope

Londres 1887 - Whitelchapel

 

Son cerca de las once de la noche; el distrito de Whitechapel está casi desierto, por los costados de las calles corren un par de ríos de orina, producidos por los habitantes que lanzan desde el interior de las casas, el líquido amarillento destaca sobre el fino manto de nieve. El viento de inverno sopla incesante entre los pinos que bordean la plaza.

 

Gabriel se hecha andar entre las calles, el sombrero le produce sombra en el rostro, no deja ver sus facciones, lleva el bastón en la mano derecha, juguetea con el moviéndolo en círculos, la capa se levanta y vuelve a caer por las ráfagas de aire. Alguien llama su atención, una mujer que camina de forma apacible en la acera de enfrente despide un delicado aroma que se desprende de los mechones castaños de la extraña que deambula en la noche, Gabriel la persigue a cortos pasos, la mujer, ni siquiera se da cuenta que es observada, una sonrisita frívola es trazada en los labios de Gabriel, así continúan por unos metros hasta que la joven llega a la puerta de su casa, ella gira el pomo de la puerta de dos hojas y entra cerrando; Gabriel cruza la calle con amplias zancadas y toca el cristal de la puerta con su bastón, cuando por fin asisten a sus reverberantes golpes en la puerta, puede ver el rostro de la desconocida, tiene ojos verdes y enormes, labios delgados y un gesto molesto.

 

-¿Qué desea?- Dice la mujer mientras abre un poco la puerta

                                                                                             

-Disculpe señorita, pero dejó caer su pañuelo unos metros atrás- Gabriel miente y manipula la mente de la humana, extiende una de sus manos, simula tener algo sobre la palma.

 

La chica esta algo desconcertada, con un escalofrío que le baja por la columna vertebral y que se asienta en el estómago, aun así termina por aceptar que la inexistente prenda es suya.

 

-Oh, gracias caballero-

 

-¿Me permite pasar? solo será un instante, ni siquiera recordara que estuve acá- Gabriel empuja levemente la puerta con una de sus manos.

 

-Sí, claro, ni siquiera recordaré que estuvo aquí- La dama da dos pasos atrás algo confundida y deja entrar a Gabriel.

 

Los árboles coronados por la nieve danzan sinuosos en torno, en la corriente invisible del rio de viento, la humana tirita aún que dentro de su casa el clima es cálido.

 

-¿Cómo te llamas?- Pregunta Gabriel al mismo tiempo que acaricia la tibia mejilla de la joven.

 

-Hope, mi nombre es Hope- La chica se muestra dócil como si la presencia de Gabriel la manipulara.

 

-Muy bien Hope, lindo nombre. Quiero que hagas algo por mí- Exclama la andrógina Gabriel a la vez que se pone cómoda sobre un sofá en medio de la sala –Me gustan tus ojos, los quiero. Sácalos de sus cuencas con tus dedos-

 

-¿Cómo?- El sobresalto de la chica la inunda en miedo, rápidamente el cosquilleo en sus piernas la hace perder por un instante su movilidad producto del miedo al escuchar las palabras del desconocido.

            

-No, mentira, pero mírate en el espejo y dime que es lo que vez- Gabriel se lleva los dedos índice y medio a la sien oprimiendo en círculos la piel, clava su mirada en los ojos verdosos de Hope.

 

Detrás de la joven hay un espejo colgado en una pared deteriorada por la humedad, ella obedece dirigiéndose frente el, su mente esta inducida y manipulada por Gabriel para que esta mire en su reflejo bultos que aleatoriamente se producen bajo su piel con la sensación de tener cientos de insectos invadiéndola internamente arremolinándose hasta salir por su boca. La desesperación de Hope es evidente en sus ojos, sin advertir que todo aquello es producto de su mente dominada lleva sus manos trémulas hacia su cuerpo tratando de quitarse los bichos.

 

-¿Qué me pasa?- Piensa Hope -¿Esto debe de ser un sueño?-

 

-No es un sueño, es tu peor pesadilla y ahora eres mía- La voz de Gabriel retumba dentro de la cabeza de Hope.

 

-¡¡¡Quítamelos!!!¡¡¡Quítamelos!!!- Hope quiere sacarse los insectos, con las uñas arranca a girones la piel de su hermosa cara chorreando sangre mientras grita.

 

-Claro pequeña Hope, yo te los quitaré- Gabriel esboza una mueca de placer y éxtasis, se pone de pie y con paso pausado como si el tiempo se detuviera alrededor de ambas, se aproxima a donde yace ya de rodillas la ensangrentada Hope -Solo obtendrás mi ayuda si te arrancas los ojos-

                                                                                             

Hope en su desesperación introduce los dedos dentro de sus cuencas y de varios tirones logra arranca los ojos, los globos oculares están en sus manos con el nervio óptico colgando, Hope se los ofrece a Gabriel al tiempo que implora -Son tuyos, ahora ayúdame- El dolor es tal que tiembla y grita -¡¡¡Quítame las sabandijas que están bajo mi piel!!!-

 

Gabriel deja escapar una risita traviesa.

 

-Claro pequeña Hope, claro que te ayudare- Toma dulcemente los ojos verdes de chica colocándolos en un frasco, la coge por la mano y la lleva a la recamara recostándola en la cama –Bien, ponte cómoda, esto será muy gratificante- De forma mental manipula a la chica magnificando el dolor que Hope experimenta como si su sufrimiento aumentara diez veces más haciéndolo tan vibrante que casi pierde el conocimiento.

 

El cuarto donde están las dos mujeres es pequeño y está sumido en las sombras. Hope está muda como si un dogal invisible la asfixiara cortándole a medias la respiración, el aire se resbalaba por los aleros de las ventanas haciendo un chillido agudo, Gabriel se detiene y escucha como el viento circulaba por las uniones de estas a la vez que el corazón retumba violentamente en el pecho de Hope. La luz de la luna se filtra espasmódicamente entre las ramas de un olmo que se agitan a fuera de la casa de Hope.

 

-Muy bien nenita, prepárate para que saque esos bichos de ahí- Gabriel ríe mientras camina con paso parsimonioso acercándose a Hope.

 

El resoplar del viento no amaina, las ráfagas de aire corren vertiginosas meciendo los abetos que soportan estoicos el viento frente a la casa de Hope, la luna fulgurante entre los bancos de nubes son arrojadas y desplazadas por el rio invisible.

 

Gabriel había sufrido el ataque de Gallaguer el que le marco el rostro de por vida, el mismo día que murió la Reyna Isabel I, el 26 de noviembre de 1504. Gallaguer arremetió con una estaca de metal incandescente al rojo vivo sobre la faz de Gabriel, traspaso la mejilla entrando por la boca y saliendo por el pómulo destrozando la piel, fue una herida muy grave, nunca volvió a recuperar el tejido dañado de su bella cara. Fue en ese momento cuando el interés de Gabriel por el funcionamiento del cuerpo humano se tornó más obsesivo y depravado.

 

Se aproxima apoyándose en el bastón, la luz de la luna se refleja en las pupilas grisáceas que brillan inexpresivamente, la comisura derecha de su boca está torcida por un inalterable rictus glaciar.

 

-Veamos linda ¿Por dónde comenzaré?- Expresa hoscamente, saca el cuchillo que está bajo su gabardina, el filo chispea, acaricia con la punta del metal el cuello de la indefensa y ciega Hope, está intenta gritar, Gabriel propina un fuerte golpe en el rostro que la enmudece, de sus cuencas vacías chorrean unos delgados hilos de sangre por las sienes.

 

-Por piedad, no me lastime señor, déjeme, no diré a nadie lo sucedido- Los labios de la chica se mueven perturbados, en la confusión del ataque Hope cree que Gabriel es hombre.

 

-Oh si pequeña, si lo harás, las zorras como tú nunca mantienen el hocico cerrado. La última vez que me divertí con una maldita pútrida fue hace poco, le arranque las entrañas, fue un acto rápido, pero descuida, contigo me tomaré mi tiempo, lo gozaré – Las facciones de Gabriel se suavizaron como si la paz de lo que iba hacer comenzara a invadirla.

 

Coloca la mano derecha sobre la boca de la infeliz cegando sus gritos, con la izquierda cortar la blusa celeste de un tajo, deja la piel desnuda la cual es tibia y apiñonada; la tela resbala a los costados, expone a la vista sus senos y tórax.

 

-Creo que quitare el resto de la ropa, me estorba para estudiarte- Suelta brevemente el cuchillo y arranca el faldón de birretes ocre, las turgentes piernas y su sexo son desprovistos de toda moral. Toma el cuchillo nuevamente y lo encaja dos centímetros, rozando los huesos de las costillas, tira con fuerza hacía abajo haciendo un corte de cuarentaicinco centímetros de largo, la sangre emana sutilmente, es increíble la mujer aún está consiente, aullando de dolor.

 

-Shhh, descuida, esto lo atesoraras como un bello recuerdo- Gabriel habla irónicamente, se burla tratando de calmarla.

 

La vital sangre baña las manos de Gabriel cuando abre de lado a lado con fuerza la piel, el corazón de su víctima palpita acelerado, los ojos curiosos de Gabriel escudriñan el interior del cuerpo, sigue con la mirada como los intestinos de Hope se convulsionan y los pulmones se expanden y contraen rápidamente, pincha el pulmón derecho con el cuchillo y este hace un silbido dejando escapar el oxígeno, Hope exhala dando bocanadas desesperadas para respirar, hace un quejido gutural desde la garganta.

 

-Por favor, no me lastimes más- Hope implora por su vida inútilmente, la voz que sale de sus labios estremecidos, es muy baja, un susurro entrecortado lleno de terror después de eso la respiración de la chica se extingue, sus labios quedan sutilmente abiertos y sus ojos que eran como cráteres son cubiertos por los parpados, el corazón dan un último palpitar y se detiene, esa máquina perfecta deja de trabajar apagándose y con último acto de vida vomita borbotones de sangre.

                     

-¡¡¡Maldita sea!!!¡¡¡Estúpida mujerzuela!!! ¿Por qué tenías que morirte? Solo tenías que aguantar un poco más- Gabriel se llena de cólera al perder a la mujer, por no poder hacerla sufrir más; con rabia hunde el cuchillo en las tripas de la mujer de forma repetitiva y salvaje, los órganos vitales muertos son trepanados con saña, el cadáver es violentado. La cara de Gabriel se deforma en una mueca demente y sádica.

 

Lentamente una tranquilidad efímera invade a la homicida, se deja caer de rodillas en el charco intensamente rojo que se forma bajo sus pies.

 

 

-Esto es maravillosos- Murmura al acercar el rostro a hope, con los labios fruncidos besan los de la muerta, hurga con su lengua dentro de la boca pestilente, saborea la saliva y sangre expulsada en el último aliento. Gabriel exhala a voluntad de forma profunda y se pone de pie, se acicala la ropa mientras se dirige a la salida, coge el frasco que contienen los globos oculares, estos nadan en un líquido vítreo. Se detiene un instante con la mano en el pomo de la puerta que da a la calle y da una última ojeada al interior de la casa.

 

 

 

By Gabriel

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Comentarios: 1
  • #1

    Issabella Leblanc (martes, 10 diciembre 2013 19:39)

    Excelente ^^