Persuación

Londres - Noviembre 1887

Han transcurrido los días desde aquel encuentro con la Tremere, sus heridas han sanado en su totalidad, en la oscuridad se escuchan algunos murmullos, las voces de un par de mujeres perturban el letargo auto infringido en que se encontraba el cainita. Con los ojos entornados mira su alrededor, observa una habitación de estilo japonés, las paredes hechas de bambú y papel estéticamente incrustado, un par de árboles bonsái sobre una estantería dan un toque verde al lugar, un pequeño tazón con grabados orientales es improvisado como incensario, contiene en su interior varas que inundan el lugar con su peculiar olor a rosas, en una de las esquinas un pequeño jardín zen de arena complementa la decoración, ahí postrado sobre un futón Vlad luce desconcertado por el lugar ya que vienen a su memoria viejos recuerdos del Templo donde pasó una parte de su eternidad.

 

Vlad se pone de pie, desliza la shoji lo que da paso a un estrecho pero largo pasillo, con sus sentidos alertas camina lentamente sin dejar de poner atención a todo su alrededor, conforme avanza escucha gritos de batalla y golpes provenientes de una habitación al final del corredor, curioso por naturaleza, va hacia donde se origina el sonido que resuena en las paredes de bambú y papel, entra casi sin hacer ruido, se revela ante él un pequeño dojo improvisado, adentro observa dos siluetas que a la luz de las velas son un par de sujetos vestidos con un bōgu, practican con sus palos de kendo, son aguerridos pero uno de ellos llama fuertemente la atención de Vlad, el estilo de blandir el kendo le parece muy familiar.

 

-Ese sujeto utiliza un estilo muy similar a un tipo que conocí en antaño- Susurra para sí mismo y continúa observándoles.

 

Uno de los sujetos se da cuenta de la presencia de aquel extraño y advierte al otro sobre la presencia del intruso, detienen su entrenamiento, hacen una reverencia hacia Vlad y comienzan a despojarse de su bōgu, para sorpresa de Vlad bajo toda esa armadura son dos féminas las que entrenan, una de ellas llama su atención en particular, es de complexión delgada, ojos azules como el mar más puro sobre la tierra, facciones orientales, cabello largo y rubio es quien dirige sus palabras a Vlad.

 

-Mi señor, fuimos instruidas por la señora Gabriel, nos dijo que le sirvamos en lo que usted desee ¿Hay algo que podamos hacer por usted?- Dice la doncella mientras mantiene su vista baja.

 

-¿En dónde está Gabriel?- Cuestiona Vlad con voz serena.

 

-Mi señora no se encuentra ¿Podemos hacer algo por usted?

 

-Solo tráeme algo de ropa y avisa al cochero que se prepare saldre en unas horas-

 

Después de un rato Vlad yace sobre el suelo en posición de loto meditando, una presencia fuera de la habitación lo hace volver a la realidad, semidesnudo solo con una toalla en la cintura, se incorpora y al salir ve en el suelo un Han fu de color carmesí con el patrón de un dragón en color negro, un pantalón en color blanco al igual que el obi, toma las prendas y se viste con ellas.

 

Vlad sale de su habitación con dirección a entrada de la casa, ahí se encuentra una de las doncellas, ella pone en orden los escasos muebles que adornan el recibidor

 

-¿Cómo te llamas?- Pregunta el cainita.

 

-Mi nombre es Ishi Rein mi señor-

 

-¿Dijo Gabriel a dónde iba?-

 

-No es típico que diga a donde va-

 

-En cuanto vuelva le dices que saldré un par de días que yo la busco después-

 

-Sí señor como ordene-

 

Al terminar su breve charla Vlad coge unas zapatillas en color negro y las calza, afuera a pesar de que no ha nevado en algunos días el suelo luce rebosante de nieve como si la peor tormenta hubiese azotado la ciudad, el cochero, un sujeto pálido, larguirucho y escuálido vestido con un desaliñado  de traje sastre color negro, cepilla los caballos.

 

-Vámonos, hay mucho camino que recorrer- Ordena Vlad al sujeto.

 

-Si señor ¿A dónde debo dirigirme?-

 

-Vamos a Cranleigh en Waverley, estando ahí te daré más indicaciones-

 

El cochero solo se limita a asentir ante las órdenes del cainita, toma su posición en la parte superior del frente, coge las riendas y comienza el viaje.

 

Tras un par de horas de camino llegan al Bosque Winterfold el cual luce repleto de hielo y nieve, la luz plateada de los rayos lunares le da una apariencia magnifica, las ruedas dejan delgadas líneas marcadas en la capa de nieve del sendero. Por fin llegan a  una pequeña villa al sur de Londres, ahí en la entrada el cochero se detiene y coloca el freno del carruaje, baja del mismo, sacude la escarcha que se ha formado en su sombrero y toca una de las ventana y dice.

 

-Señor hemos llegado-

 

Una de las ventanillas del coche se abre ligeramente.

 

-Bien, ahora, atraviesa el pueblo, encontrarás una granja, en la entrada hay un escudo con un cuervo labrado en él, llévame ahí-

 

-Como ordene-

 

El cochero retoma su lugar y echa a andar el transporte pero esta vez a una velocidad moderada, el pueblo luce vacío, el trote de los caballos sobre las calles empedradas irrumpe el silencio del lugar, una ligera niebla arropa el centro de aquel pequeño pero misterioso poblado.

 

Transcurridos unos minutos y a un par de millas fuera del pueblo el escuálido sirviente localiza lo que su señor le había mencionado, un emblema con un cuervo labrado. A los ojos de todos solamente lucía como una modesta granja pero en la oscuridad de la noche era mucho más que eso.

 

El carruaje se detiene, Vlad baja, contempla el paisaje y una pequeña sonrisa sarcástica se dibuja en su rostro.

 

-Así que este es el gran refugio del gran Jacques Monteau, quien lo hubiese imaginado- Estos pensamientos vienen a su mente al ver las condiciones deplorables en que se encuentra la construcción. Vlad saca del interior del carro un pequeño bolso de cuero, se dirige a la entrada y se detiene un momento, gira en dirección a su cochero -Ya está por amanecer, ve al pueblo y hospédate en el mesón, vuelve por mí al anochecer, si alguien pregunta di que solo estas de paso ¿Comprendes?-

 

El cochero solo asiente y regresa por donde llegaron.

 

Vlad frente a la entrada con paso lento se va internando en aquella desolada granja, al llegar a la entrada de la casa toca con su puño en un par de ocasiones haciendo crujir la vieja madera de la que está hecha y una ligera nube de polvo cae del marco de la misma, después de unos minutos se escucha como son retiradas las cerraduras de la puerta permitiéndole entreabrirse, sale un viejo regordete de piel clara cabello escaso y cano, con ojos color avellana le observa intrigado.

 

-¿En qué puedo ayudarle?- Dice el viejo con un tono de enfado tras haber sido perturbado en su sueño.

 

-El viejo Jacques Montieu no has cambiado en nada, tan gruñón como siempre, acaso tu amo no te ha dado tu ración de vitae?-

 

-¿Vladimir? El mismo patán de siempre, pero anda pasa no te quedes ahí que ya está a punto de amanecer- La actitud del viejo cambia y muestra una amplia sonrisa, abre la puerta para darle paso a aquel visitante nocturno.

 

En el recibidor de la casa al contrario de como luce el exterior está adornado con muebles de Luis XV, pinturas al óleo que son la mejor muestra de la belleza en el arte, jarrones con grabados exóticos y en un lugar especial un pequeño bonsái sobre uno de los estantes del lugar.

 

-Vaya, aun conservas mi regalo de hace algunos años, de cuando vivían en Francia- Señala el diminuto árbol.

 

-Así es mi viejo amigo, pero que te habías hecho, jamás pensé verte aquí en Inglaterra- Comenta sonriente el viejo con su peculiar acento francés

 

-Sabes que soy un trotamundos, por cierto ¿Te ha llegado mi encargo?-

 

-Oui, lo recibí hace días, ya lo tengo listo ahora lo traigo-

 

Vlad toma asiento esperando al regordete Jacques, con el bolso de cuero a sus pies se limita a observar la majestuosidad de las pinturas que adornan el lugar, minutos más tarde el viejo llega con el I Ching en una mano y en la otra un manuscrito envuelto en una cubierta de cuero de cerdo y sujetadas por un listón del mismo material.

 

-Aquí tienes, hace unos días terminé de traducir y transcribir lo que me pediste, y ¿Qué harás con el original?-

 

-Eso mi querido Jacques, es algo que no es de tu incumbencia, por cierto que eficiencia la tuya, ahora veo porqué Monique te eligió como uno de sus ghouls- Tras sus palabras toma el manuscrito y el I Ching, los coloca junto a su regazo y toma el bolso de cuero arrojándolo al viejo -Como acordamos aquí tienes, cinco kilogramos de oro en pequeñas monedas sin grabar…Sobre lo otro que te mandé pedir ¿Qué respuesta me tienes viejo?

 

-Hablé con el dueño sobre la compra de la propiedad pero se negó, incluso cuando le ofrecí el triple de lo que vale esa pocilga-

 

-Interesante ¿Así que el estúpido cretino se atrevió a negarse? Muy bien habrá que persuadirle ¿No crees?- Una macabra sonrisa pinta su rostro.

 

-Mi querido amigo el tiempo no te ha cambiado en nada y mira que ya son muchos años de conocernos-

 

-Tú sabes mejor que nadie Jacques que quien se niega a complacerme la pasa muy mal y pues si no quiere vender haremos que venda por las buenas o por las malas. Un favor más, necesito un barril de aceite para lámpara que utilizas y un lugar para pasar el día, en la noche me retiro.

 

-Claro, ordenaré a mi criado que te prepare el tambo, puedes dormir en el ático está preparado para cuando viene de visita mi señora así que estarás bien-

 

-Muy bien Jacques, por cierto toma esto, considéralo un pequeño presente-De entre su ropa saca un pequeño cilindro de vidrio adornado por un dragón de metal que va de punta a punta rodeando la circunferencia del recipiente el cual contiene vitae –No es la de Monique pero de algo te servirá, ahora me voy a dormir que ya está por amanecer-

 

Al anochecer el cochero vuelve, uno de los criados de Jacques sube al carruaje un barril mediano, el cual contiene el aceite que había solicitado.

 

-Bueno viejo amigo gracias por todo y espero no volver a vernos, disfruta tu pequeña fortuna y cuando veas a tu señora dale mis saludos- Vlad termina sus palabras sube al carruaje y emprende su viaje de regreso a Londres.

 

A la entrada de la ciudad Vlad ordena al sirviente que se detenga, le da nuevas instrucciones y continúan el viaje, después de unos minutos ya entrada la madrugada el cochero se detiene frente a la Biblioteca ubicada en el corazón de Londres, aquella donde encontró el I Ching, baja del carruaje con el libro en mano, se detiene frente a la reparada puerta y justo cuando se dispone a abrirle de nuevo una voz le perturba.

 

-Señor ¿Qué hace? Estas no son horas para visitar un lugar como este-

 

Vlad gira su mirada hasta clavarla sobre una silueta a su derecha, la escasa iluminación provista por las lámparas de gas cercanas al lugar revelan entre claroscuros a un hombre alto de complexión fornida de piel clara y cabello cobrizo, por su atuendo el vampiro dedujo que se trataba de un policía.

 

-Oh disculpe oficial solo me detuve a admirar este lugar antes del incendio- Dice Vlad entre sonrisas de sarcasmo.

 

-¿A qué incendio se refiere? Señor por favor aléjese de la puerta y coloque sus manos sobre su cabeza- El oficial desenfunda su revólver y apunta al cainita.

 

-¿Piensas que con eso me vas a detener?- Tras su carcajada Vlad en un rápido movimiento se coloca tras el oficial, lo toma por la nuca y con fuerza lo lanza de frente sobre la pared haciéndole caer lastimado al piso, se acerca nuevamente lo toma por los cabellos y lo arrastra, lo arroja nuevamente con ferocidad sobre la puerta de la biblioteca haciéndola ceder y dejando paso libre al interior del edificio, adentro Vlad pisa con fuerza la cara del lastimado sujeto hasta dejarlo inconsciente, toma la placa de su pecho la guarda en su bolsillo y comienza a examinar el lugar centímetro a centímetro, encuentra más que libros polvorientos y viejos, ejemplares burdos de la literatura inglesa. Decepcionado se recarga en una de las mesas, descubre un pequeño cajón lo intenta abrir pero se encuentra bajo llave, con fuerza lo arranca de su lugar, las cosas contenidas en su interior caen al suelo, Vlad se coloca en cuclillas para examinar el contenido regado en el piso, son papeles sin importancia hasta que debajo de uno de ellos encuentra un anillo de oro, examina con detenimiento, destaca un grabado de un león en la parte frontal y en su interior escrito en latín la frase “Palam qui meruit ferat” lo guarda en el bolsillo, va a la entrada y da la orden al cochero para que baje el barril.

 

-Riega el aceite por todo el lugar, hoy daremos un poco de luz al oscuro centro de Londres-

 

El sirviente obedece empapando los estantes del lugar, hace una pila con varios ejemplares del lugar y los rocía con el mismo aceite, Vlad sube al carruaje y solo espera que su obra culmine, el cochero deja un pequeño hilo de aceite hasta la entrada, toma su pequeño encendedor y se dispone a encender el fuego.

 

-¡¡¡Espera!!!- Exclama Vlad desde el interior –Usa esto como mecha, quémalo junto con el lugar- Vlad entrega el I Ching al flacucho sujeto.

 

 

El chofer enciente parte de las hojas del interior del libro y lo arroja hacia donde está el rastro de aquel líquido inflamable, el fuego se dispersa rápidamente, envolviendo el lugar en llamas, Vlad y su sirviente se retiran sin dejar rastro. Aquel edificio es consumido por el fuego, los cristales de las ventanas explotan en pedazos por el intenso calor, lenguas de fuego salen por las ventanas y la puerta, los vecinos salen asustados de sus hogares buscando la causa de aquel destello que ilumina los alrededores, una densa columna de humo tiñe de negro la nieve que cae por el lugar, algunos valientes intentan controlar el fuego con cubetas de agua pero todo esfuerzo fue inútil, el I Ching, el cuerpo del policía y todo en el interior es reducido a cenizas.

 

 

By Vladimir

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