HUMILLACIÓN

Londres - Noviembre 1887

El color naranja amarillento cubre el cielo, el sol se oculta poco a poco dando paso a la oscuridad de la noche, una leve brisa se va convirtiendo en ligeros y ocasionales ventarrones helados, la poca nieve que aún queda sobre las calles va desapareciendo convirtiéndose en frío liquido que se escapa por las coladeras de la ciudad, las lámparas de gas iluminan entre claroscuros las calles, la gente aprovecha para realizar sus paseos nocturnos, acuden al centro de Londres a las festividades religiosas en la Catedral de San Pablo.

 

En la vieja casa de la Isla de los perros, que sirve como escondite para los Cainitas luce una calma casi lúgubre, afuera el carruaje esta estacionado frente a la entrada sin los caballos, los arboles son mecidos por el liviano viento nocturno, adentro Vladimir toma un baño en la tina, es iluminado tenuemente por algunas desgastadas velas, las flamas se contonean al compás de la brisa que entra por las rendijas de la vieja ventana de madera.

 

Vlad toma una de las toallas para secar su cuerpo, la enreda en su cintura y sale hacia su habitación, en el camino se topa con Rein quien lleva en sus manos una vasija de cobre con agua caliente.

 

-A donde llevas eso pequeña? Pregunta Vlad sin dejar de observar a la chica

 

-Es para lavas las heridas de Anthuan mi señor- Responde la tímida jovencita que al ver al cainita baja la mirada, sus mejillas se enrojecen.

 

-Así que el perro sobrevivió el día, interesante, ahora dime ¿Gabriel ya ha regresado?.

 

-No mi señor, la señora Gabriel aun esta ausente-

 

-Bueno anda lleva eso que el agua se enfriará y ya no será útil, por cierto saldré a dar un paseo, al parecer hoy hay un evento en el centro, un buen lugar para conseguir alimento, si necesitan algo James se quedará solo pídanselo a él. Tienes lindos ojos Rein, no seas tan tímida o no podrás presumir su brillo.- Habla mientras toma por la barbilla a la chica observándola muy de cerca, la contempla por unos instantes y después se aleja a su habitación.

 

Como cada noche Vlad comienza su ritual, enciende unas varillas de incienso y las coloca en el recipiente de cerámica que usa cotidianamente, se pone sobre un pequeño tapete rojo con grabados orientales asumiendo la posición de loto entrando en meditación. Él usa este procedimiento para mantener en sosiego La Bestia que atormenta a todo cainita, el método fue descubierto por unos Kuei Jin que vivieron en un desaparecido Templo Budista en la Isla de Tsushima en el Estrecho de Corea, después de ahí se esparció por todo el país japonés, pasaron años antes de que pudiesen dominar a la bestia y aun hoy en día no es posible dominarla en su totalidad pero se tiene un mayor control que un cainita común. Vlad aprendió esta técnica de un anciano Cainita de origen europeo que se encontraba refugiado en un bosque cerca del templo donde Vlad fue refugiado por su Sire.

 

Después de terminar el ritual se coloca su vestimenta, un pantalón blanco, un HanFu negro con un bordado de hilo dorado y carmesí en la parte central superior del pecho así como en el final de las mangas, un patrón en hilo de plata de un dragón imperial japonés enmarca la prenda, el obi en color negro también y complementado con unas zapatillas del mismo color, toma su larga cabellera albina dando forma a una coleta y sujetándola con un listón de seda oscura esta resalta entre los finos y blancos cabellos del vampiro, toma las zapatillas en su mano y sale de su habitación, camina por un largo pasillo el cual lleva hacia las escaleras para ir a la planta baja y llegar a la salida, antes de llegar unos ruidos llaman su atención, se dirige hacia una puerta vieja situada bajo las escaleras, la abre y dentro esta Kami limpiando las heridas de Anthuan que aún emanan liquido vital.

 

-Vaya si que es resistente el perro, será mejor que lo cuides bien, si yo fuera tú no quisiera darle malas noticias a Gabriel.- Dijo Vlad a la chica junto al viejo

 

-Créame que lo sé mi señor, pero Anthuan ya ha pasado el día, ya cesó sus constantes balbuceos hilarantes, la fiebre ha pasado y las heridas poco a poco van cicatrizando-

 

-Muy bien pequeña, has hecho un buen trabajo, seguro Gabriel estará más que satisfecha contigo.

 

-Gracias mi señor.- Apenada baja la mirada y continúa limpiando la frente del viejo mayordomo.

 

Luego de las palabras de la chica, Vlad da media vuelta y se encamina nuevamente a la puerta, antes de salir se coloca sus zapatillas y cruza el umbral, da unas pequeñas instrucciones a James el cochero quien se encuentra quitando la poca nieve que queda en los laterales del jardín frontal.

 

Vladimir camina tranquilo y sin prisa, recorre las calles principales hasta llegar a la zona más importante de Londres, conforme más cerca esta del centro una sensación invade su ser, está intranquilo como si presintiese que algo está por ocurrir, hace caso omiso a su intuición y continúa mezclándose entre la gente divirtiéndose de cómo las jovencitas se quedan atónitas ante su superficial hermosura la cual esconde una de las mentes más perversas. A unas cuantas calles de la Catedral, Vladimir entra en un oscuro callejón a los laterales hay tambos de basura, el lugar está inundado de olores nauseabundos, inquieto articula unas palabras con un tono de voz imperativo.

 

-Sé que me sigues, ¡Muéstrate! ¿Acaso me temes? Solo los cobardes y mediocres usan las sombras para ocultarse.

 

Después de unos instantes y de un silencio sepulcral, una carcajada roba la quietud a la noche.

 

-Vaya, no podía esperar menos del gran Vladimir- La varonil y gruesa voz susurra de entre las sombras con ironía -Así que notaste mi presencia, muy bien así me evito estas estupideces de solo vigilarte y pasamos directo a lo que realmente he venido.

 

De la penumbra emerge un caballero alto de complexión fornida, piel blanca, una delineada barba enmarca su rostro, trae un traje sastre negro sobre sus hombros un abrigo de piel de oso pardo, un sombrero que hace más pronunciada la sombra sobre los ojos del sujeto completa el atuendo.

 

-¿Quién eres y que quieres de mi?- Vladimir examina al extraño sin perderle de vista

 

Aquel sujeto de pie frente a Vlad retira su sombrero y deja a la vista unos ojos extremamente azul turquesa.

 

- ¿Acaso me has olvidado?- Una pausa que parece eterna es acompañada por una mordaz sonrisa hasta que habla nuevamente -¡Onii Chan!

 

Al escucharlo Vladimir se estremece, un escalofrío le recorre la espalda crispándole los vellos de la nuca, cierto temor hasta entonces desconocido para él le invade.

 

-¿Onii Chan?- Dice Vlad con cierto tono de desconcierto mientras frunce el seño y escudriña las facciones de hasta entonces desconocido.

 

-Es cierto, sé que han pasado muchos años desde que nos separamos aquel día en el orfanato, cuando tú el niño educado y bien portado, el bien parecido, el niño modelo consiguió padres ¿Y yo?- En su voz se nota un dejo de resentimiento -Yo me quedé solo como un perro sarnoso hasta que nuestro padre llegó para ofrecerme un nuevo mundo, lleno de poder, la oscuridad es ahora mi cobijo… Pero ya basta de hablar de mí, no me he olvidado de ti, ni tampoco lo ha hecho nuestro Sire-

 

-¿Nuestro sire? ¿Acaso eres...?-

 

-Así es mi querido hermano, nuestro padre Grigori me ha enviado por ti, te has portado muy mal últimamente y el Consejo ya está pisando tus talones así que para ahorrarles el trabajo me han enviado por ti y como es de suponerse irás por las buenas o por las malas, completo o en pedazos da lo mismo-

 

Las palabras de aquel sujeto confunden aun mas a Vladimir especialmente esa forma tan osada de amenazarle como si un gusano quisiera oponerse a un halcón, le observa detenidamente mientras le sobresaltan muchas ideas, sin embargo la arrogancia predomina y piensa con detenimiento -¿Es posible que este tipejo me amenace de esa forma y quede impune?-

 

-Bien “Onii Chan”- Vlad pronuncia estas palabras en un tono de sarcasmo. –Entonces has venido por mí ¿Qué te hace pensar que te será tan fácil llevarme contigo? ¿Me falta alguna extremidad o algo que te facilite el trabajo? Definitivamente pagarás por tu insolencia.

 

Vlad corre hacia el desconocido, justo en el momento que está por impactar en la cara del sujeto parece desaparecer y el puño solo roza el abrigo que queda suspendido en el aire por unos instantes antes de caer al piso, la sorpresa de Vlad es mayúscula al fallar su objetivo, pero no tiene tiempo de reacción y un golpe en el mentón lo saca de balance arrojándolo al sucio y lodoso suelo

 

-Vladimir, Vladimir, Vladimir...- El sujeto camina alrededor del caído y continua con su charla burlona -Eres tan, tan patético, te he observado en tus últimas batallas, cuando una zorra loca y falta de toda habilidad en combate, te hizo heridas tan graves que te dejó en letargo por un largo tiempo... ¡Vaya! y no se diga de la bruja arrogante, ególatra, egocéntrica y con complejo de superioridad de la Mayfair, esa te envió a la oscuridad por varios días al dañar tus ojos. No mereces pertenecer a nuestro linaje, eres una desgracia--

 

Tirado en el piso desconcertado por el golpe Vlad agita su cabeza bruscamente tratando de recobrar el sentido sin prestar atención a las palabras que salen de su agresor, apoya sus manos sobre el frío piso, se levanta y se pone de frente a aquel extraño.

 

-Me has golpeado, me has insultado y ni siquiera conozco tu nombre…- Una pequeña sonrisa se dibuja en su rostro -… ¡¿Quién rayos te has creído?!- Musita Vlad lleno de rabia descontrolada y oprime sus puños.

 

-Vladimir no sé si eres tonto o estúpido ¿Cómo es que no recuerdas a tu compañero de aventuras? ¿Cómo es que has olvidado a quien te salvó la vida? ¿A quien insistió para que te recogieran mientras mendigabas en las calles de Okinawa?-El sujeto camina alrededor de Vlad -¡¡¿Es así como me pagas?!! -simula exhalar para tratar de contener su enojo.-Bien, eso no importa Onii-Chan al final tú vendrás conmigo sin oponer resistencia.

 

-¿¿Onii-Chan?? Porque demonios me sigues diciendo así, quien rayos te crees que eres- La voz de Vladimir se llena de furia y con desdén observa al sujeto, se lanza sobre él con rápidos puñetazos.

 

El extraño evade sin problema el ataque para de inmediato golpear el pecho de Vlad y lo lanza contra una de las paredes.

 

-Parece que no has aprendido nada Vladimir, podemos tener el mismo linaje, el mismo sire, el mismo clan pero tú y yo somos abismalmente diferentes, un debilucho como tú no podrá conmigo jamás, eres la peor equivocación en siglos, fuiste mi equivocación nunca debí haberle insistido a nuestro sire para que te abrazara pero lo voy a remediar y te llevaré delante de él y pagarás por tus pecados.

 

El sujeto toma a Vlad por el cuello y lo estrellar contra la pared una y otra vez, con el puño golpea repetidamente el vientre –¿Que pasa Onii chan? ¿Se te acabó la valentía? ¿Es todo lo que puedes hacer?-

 

Aquel extraño ríe desaforadamente mientras continua la tortura sobre el cuerpo del cainita, su mano hace presión en el cuello intentando romperlo, las manos de Vlad se aferran al brazo del extraño tratando de apartarlo pero todo esfuerzo es inútil, su energía va desapareciendo poco a poco hasta casi estar en el agotamiento total. El extraño no suelta a su presa, aleja su puño para tomar fuerza y velocidad y así dar el golpe final al maltrecho cainita, de repente de la oscuridad una voz detiene las intenciones de aquel desconocido.

 

-Señor lamento interrumpirle pero debemos partir- La tenue luz revela la silueta de otro sujeto, se trata de un hombre corpulento y moreno, vestido con un grueso traje oscuro que apenas y cubre su ancha espalda, avanza lentamente y servicial hacia quien tiene preso por el cuello a Vladimir. –Su padre Grigori me ha pedido que le informe que debe presentarse ahora mismo ante él en su morada ya que hay un asunto de extrema urgencia-.

 

-¡¡Bah!! la suerte te acompaña el día de hoy Onii chan al viejo no le gusta esperar así que me voy por ahora pero…- Se acerca al oído de Vlad –cuida tu espalda que cualquier día vendré por tu cabeza y cuando eso suceda nada ni nadie podrá salvarte de nuevo, claro, si es que puedes escapar del amanecer- Aún sosteniendo por el cuello a Vlad lo arroja contra unos tambos de basura que hay en el lugar provocando un estruendo que espanta a unos pequeños felinos que comían de la basura.

 

Vlad intenta incorporarse pero su cuerpo no le responde, por primera vez alguien le ha humillado de la peor manera.

 

 

El sujeto mira por última vez al desvalido Vlad y se va hacia donde estaba aquel segundo extraño, ambos desaparecen entre las sombras del lugar. Vlad trabajosamente se incorpora sentándose en el suelo sus músculos no le responden, el ambiente se vuelve más frío, los copos de nieve comienzan a caer, ha vuelto la nevada sobre el centro de Londres.

 

By Vlad

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