TRADICIONES

Londres - Noviembre 1887

El viento sopla ligeramente entre los fresnos y robles del pequeño valle, de un arco formado por dos grandes robles sobresale un improvisado sendero, se acerca un carruaje a velocidad moderada, las ventanas están completamente oscurecidas impide ver hacia dentro tampoco permite entrar los rayos del sol, en el interior del coche a la luz tenue de velas se encuentran Sergei y Vladimir uno frente al otro:

 

- Maestro, y ahora ¿Qué haremos?

 

-Mi pequeño dragón, entre los cainitas hay ciertas tradiciones las cuales debemos cumplir así que eso haré, dile al cochero que se dirija hacia Londres, es hora de que conozca al Duque.

 

Sergei abre una pequeña ventanilla que se encuentra a sus espaldas y da instrucciones al cochero.

 

Después de varias horas de viaje y muy cerca del anochecer arriban a Londres, el carruaje se detiene frente a una lujosa mansión situada cerca del Palacio de la Reina Victoria.

 

-Vuelve a la Isla, yo me haré cargo de esto solo… Por cierto, no digas a nadie en donde me he quedado, ahora vete- Vladimir ve como su protegido asiente con la cabeza y sale en dirección a la mansión del Duque, el resoplar del viento juguetea con sus cabellos albinos, la fina y delicada tela de su han fu danza al compás de sus pasos.

 

Frente a un enorme portón de forja hay dos tipos mal encarados y corpulentos vestidos con un refinado traje, entre el mundo de los vampiros se sabe que son assamitas, tienen la fama de venderse al mejor postor. Ambos sujetos le cierran el paso a Vladimir y le ven con perspicacia.

 

El masculino y bello vampiro albino se detiene frente a los sujetos y una sonrisa social se dibuja en sus labios mientras burlones pensamientos cruzan su mente – Estúpidos perros- Su voz viril y ronca transmite una cierta calma y fascinación –  Vamos chicos vengo en paz… Sé que ustedes no tienen idea de lo que significan las tradiciones, así que para que explicarles solo vayan y díganle a su señor que un recién llegado quiere verle.

 

Los guardias  discuten por algunos instantes, uno de ellos le dice que espere al mismo tiempo que el otro entra a la lujosa casa después de varios minutos vuelve y le da instrucciones al visitante.

 

-Puedes pasar, una doncella te espera y te guiará.

 

El jardín de la mansión es amplio, las sombras de los arbustos asemejan siluetas de animales, el camino a la puerta de la casa lo escolta unos matorrales de rosas quemadas por el frío, una fuente de mármol blanco que pequeños querubines en lo alto. A dentro el lujo es desbordado, al fondo del recibidor las escaleras están alfombradas en un fino rojo quemado, los muros desnudos están pulidos en tonos miel y la luz del candelabro de cristal cortado cuelga del techo, pinturas en marcos dorados. Arriba en medio de las dos escaleras hay una puerta de cedro finamente talladas dos esculturas idénticas de dos ángeles con una espada entre las manos.

 

Vladimir es guiado por la doncella hasta la imponente puerta con los ángeles, la chica toca y una potente voz responde.

 

-¡Pase!

 

Se abre una de las puertas y detrás de un majestuoso escritorio de madera decorado con marfil se encuentra el imponente Duque de Clarence y Avondale, conocido en el mundo oscuro como el Príncipe Vampiro de Londres, Arthur Bradley por fin esta ante los ojos de Vlad.

 

- ¿Y bien? A que debo el placer de tenerte ante mi hijo de Arikel – El Duque mira con curiosidad al recién llegado.

 

- No esperaba menos del Príncipe, aún siendo la primera vez que nos vemos sabe que soy un Toreador – El Vampiro albino sonríe amable.

 

- Siempre estoy bien informado pero dime ¿Qué es lo que te trae por aquí?

 

- Mi señor – Vlad hace una sarcástica reverencia - Estoy aquí respetando una de las tradiciones, soy un recién llegado por lo cual me presento ante usted solicitando vuestro permiso para transitar libremente por esta ciudad.

 

- Hmmm… Hoy en día dejar entrar a un forastero requiere más protocolo, tenemos ciertas cuestiones…

 

Vladimir aparenta interés pero su pensamiento es otro - Estúpido Ventrue, mira que ponerme trabas a mi.

 

- Muchacho no tengo nada en contra de los forasteros pero hoy en día la  ciudad está algo “Sensible"...

 

- No se preocupe por eso mi señor, no tengo intención de alterar el orden, soy solo un simple viajero que desea pasar un tiempo en la capital del imperio inglés, claro, si usted me lo permite.

 

- Bien, pero debes estar consciente de que si te involucras en algo sucio la pena será de una caza de sangre –Añade el con severidad.

 

- Comprendo.

 

- Bien ahora retírate que tengo  ocupaciones.

 

-Agradezco su hospitalidad mi señor- Vlad se dirige hacia la salida de aquella habitación cuando se detiene inesperadamente - Por cierto mi señor, si yo fuese usted investigaría a los Tremere que habitan en Londres, tienen fama de experimentar con el ganado.

 

El ceño de Arthur se frunce en reflejo a su extrañeza ante las palabras de Vladimir.

 

 Vladimir agudiza sus sentidos, sus pupilas se expanden y sus fosas nasales se expanden un olor familiar le recorre la nariz – Vaya, vaya, así que tienen a ese maldito aquí… Bueno se lo ha de tener merecido, estúpido poseído por su culpa casi me quedo sordo, espero lo traten como se debe.

 

Una mueca de cruel maldad se dibuja en el sombrío rostro del cainita…



By Vladimir

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