COBARDIA

Londres - Noviembre 1887

La sangre de mi padre corriendo por mi garganta, mis manos temblando y mi cuerpo contorsionándose ante la transformación ¡Quería gritar!

 

-Desearía no tener que recordarlo tan vívidamente- La mente de Arthur estaba ocupada en recordar aquel momento de su abrazo, las imágenes de antaño rondaban su cabeza mientras sostenía una plática consigo mismo.

 

Había pasado mucho tiempo de aquello, la pena me embargaba por la muerte de mi esposa esa fue la razón por la cual corte mis venas, fui tan cobarde, quizá debí morir en ese instante, pero no fue así, después de eso jamás  volví a sentir dolor o algún otro sentimiento, pero eso quedo atrás, ahora son otras responsabilidades las que llevo acuestas, como ver que nuestra especie haga el menor daño posible, no me agrada en lo absoluto que unos cuantos hagan de las suyas matando y mutilando solo porque creen poder hacerlo, Londres jamás había caído en un caos como este.

 

Sentado en el viejo escritorio que tanto le gustaba, aparta sus pensamientos de sus recuerdos centrándose en la correspondencia que tenía entre sus manos, su sirviente cruza la puerta de estudio dirigiéndose hacia él entregándole las ultimas confirmaciones del Baile de Máscaras -¿Estas son las ultimas?

 

-Si señor son todas, también su Majestad la Reina Victoria le ha enviado un mensaje pidiéndole expresamente que se haga cargo de recibir a los invitados en el Baile.

 

-Me alaga la petición de la Reina, aunque no esperaba menos siendo yo quien lo organice atendiendo a su deseos, veamos- Uno a uno revisa los nombres en los sobres deteniéndose en una carta que atrae su atención -Gabriel Dusserre ¿Una francesa aquí? Es poco habitual tanto movimiento de extranjeros en esta zona.

 

-Y no es al única señor, hay un par más que también asistirán.

 

-Pues bien, conozcamos a nuestros nuevos residentes- Por unos minutos el amplio estudio iluminado tenuemente se queda en silencio -Cambiando de tema, quiero que reúnas al consejo, no puedo dejar de lado lo que está ocurriendo en Withelchapel, la ola de muertes inexplicables que se ha desatado requiere de mi atención, debemos asegurarnos de que el causante no sea uno de los nuestros, si lo es o no el consejo debe saber algo, un asesino de esa magnitud no puede esconderse tan fácil, no de nosotros.

 

-Así lo hare señor ¿Puedo servirle en algo más?

 

-¿Sabes si ya volvieron mis generales? Salieron hace días y no he sabido nada de ellos, son mis tres mejores elementos.

 

-No señor aun no vuelven.

 

-Avísame cuando aparezcan y sin importar lo que esté haciendo dile a Afrodita que me busque para rendirme su informe - Los vástagos de confianza a quien el Príncipe llamaba sus generales habían sido seleccionados cuidadosamente por destacar de entre los demás en sus disciplinas, siempre las habían usado obteniendo satisfactorios resultados a su intereses , por lo cual, estaba seguro de que volverían con alguna pista del asesino llamado por el pueblo "Jack el destripador" a quien le atribuían las muertes en Whitelchapel lugar a donde los había enviado.



By Gabriel

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